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[efitems title=»QUE ES LA DEMENCIA» text=»La Demencia es un síndrome progresivo y degenerativo del cerebro que afecta la memoria, el pensamiento, el comportamiento y las emociones. La demencia no sabe de límites sociales, económicos, étnicos o geográficos. En la mayoría de los casos no hay cura, pero si ayuda y tratamientos paliativos»]
[efitems title=»CUALES SON LAS CAUSAS DE LA DEMENCIA» text=»
Las causas más comunes son:
- La Enfermedad de Alzheimer, a la que corresponden entre el 75-80% de todos los casos de Demencia. Esta se debe a cambios anormales en el tejido cerebral.
- La Demencia Vascular, es la segunda causa más común y comprende todas las formas de demencia por lesiones causadas por una irrigación cerebral insuficiente.
- La Demencia por cuerpos de Lewy, está asociada a acumulaciones anormales de proteínas en lo que denominamos células cerebrales o neuronas.
- La Demencia Fronto-Temporal (como la Enfermedad de Pick) está asociada a cambios en el lóbulo frontal del cerebro.
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[efitems title=»POR QUÉ ES IMPORTANTE RECONOCER LA DEMENCIA» text=»Reconocer los síntomas de la demencia es el primer paso hacia el diagnóstico. El diagnóstico puede ayudar a reducir la ansiedad de las personas afectadas y sus familiares, darles mayor oportunidad de beneficiarse por los tratamientos existentes, acceso a recursos e información y otorgarles más tiempo para planificar el futuro.»]
[efitems title=»CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS TEMPRANOS DE LA DEMENCIAS» text=»
Cada persona es única y la demencia afecta a cada uno en forma diferente; no hay dos personas que la padecerán de igual manera. La personalidad, el estado de salud y la situación social de cada individuo son factores importantes que determinarán el impacto de la demencia sobre la persona. Los más importantes síntomas de demencia son:
- Pérdida de memoria: Un declinar de la memoria, especialmente la reciente. Quienes tienen olvidos benignos pueden recordar otros hechos asociados con lo que han olvidado. Por ejemplo, pueden olvidar brevemente el nombre de su vecino, pero siguen sabiendo que es su vecino con quien están hablando. Quien padece demencia no sólo olvida el nombre de su vecino, sino también todo el contexto.
- Dificultades para realizar tareas que le son familiares: Quienes padecen demencia a menudo tienen dificultades para realizar tareas que le son familiares y que no requieren de ningún esfuerzo especial. Quien padece demencia puede no saber en que orden ponerse la ropa o los pasos a seguir cuando se trata de preparar la comida.
Problemas de lenguaje: A todos nos pasa que a veces no podemos encontrar la palabra exacta, pero quien padece demencia a menudo se olvida de las palabras mas simples o las sustituye por palabras raras, haciendo que nos resulte difícil entender un discurso o un relato escrito. - Desorientación en tiempo y espacio: A veces nos olvidamos en que día estamos o hacia donde vamos, pero quienes padecen demencia pueden perderse hasta en sitios que les son familiares, como la calle en que viven, olvidarse de donde están o de cómo llegaron hasta allí y no saber como regresar, incluso lolvidan la distribución de su vivienda. También puede llegar a confundir el día con la noche.
- Juicio pobre o disminuido: Por ejemplo las personas con demencia pueden llegar a vestirse inadecuadamente, y en un día cálido usar varias capas de ropa o muy poca ropa en un día frío.
- Problemas con la continuidad: Quien padece demencia puede tener dificultades para seguir una conversación o para realizar compras, para cumplir con sus compromisos financieros, y otras actividades cotidianas..
- Guardar objetos en sitios equivocados: Todos podemos llegar a guardar la billetera o las llaves en el sitio equivocado. Pero quien padece demencia puede llegar a guardarlas en los sitios más extraños. Por ejemplo, puede guardar una plancha en el refrigerador o el reloj de pulsera en la azucarera.
- Cambios de humor o del comportamiento: Todos podemos estar tristes o malhumorados alguna vez. Pero quien padece demencia puede mostrar emociones extrañas y hasta experimentar bruscos cambios de humor, sin tener motivo aparente. También es posible que muestre menos emociones de las que solía mostrar habitualmente.
- Cambios en la personalidad: Quien padece demencia puede parecer diferente de lo que es habitualmente y con modos que son difíciles de detallar. Pueden volverse sospechosos, irascibles, deprimidos, apáticos o ansiosos y agitados, especialmente cuando los problemas de memoria son los causantes de sus dificultades.
- Pérdida de iniciativa: Alguna vez cualquiera de nosotros puede hartarse de las tareas de la casa, del trabajo o las obligaciones sociales. Pero la persona con demencia puede volverse muy pasiva, sentarse frente al televisor durante muchas horas sin percibir nada, dormir más de lo habitual o llegar a perder el interés por los pasatiempos u otras distracciones.
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[efitems title=»CINCO PASOS PARA RECONOCER LA DEMENCIA» text=»
Reconozca los síntomas tempranamente.
Una mala memoria o alguno de los demás síntomas merecen ser reconocidos e investigados. No hay que suponer que son simplemente parte “normal” del envejecimiento. Los problemas de memoria no forman parte del envejecimiento habitual. En realidad, una mala memoria no suele ser normal a ninguna edad y debería ser investigada. A pesar de que la memoria y la rapidez mental declinan levemente con los años, por lo general no suelen interferir con la vida normal diaria. Los problemas de memoria, especialmente de la memoria reciente, constituyen el síntoma más temprano y más común de la demencia. La Enfermedad de Alzheimer, es la causa más común de la Demencia.
Escuche al posible Enfermo de Alzheimer.
La mayoría de quienes experimentan problemas de memoria u otros síntomas que aparecen con la demencia, pueden no tener esta enfermedad. Una depresión suele presentar síntomas similares y también deberá ser identificada y tratada. Aún cuando no se pueda identificar una causa, la persona puede estar preocupada y querrá hablar sobre los síntomas, sentirse reprimida y tener una explicación. Estas conclusiones y explicaciones que hay que escuchar del posible Enfermo son importantísimas para poder aplicar adecuadamente el cuidado y la atención que requiere el potencial paciente. A menudo resulta útil obtener una evaluación adicional, entre los seis y doce meses, para revisar la situación.
Escuche al cuidador o familiar responsable.
Una de las mejores formas de identificar la demencia es escuchar cuidadosamente a quien conoce bien al paciente. Puede ser el cónyuge, un familiar que lo cuida o un amigo cercano. Toda historia relacionada con la pérdida de memoria y el declinar mental es de suma importancia y por lo tanto, requiere una buena investigación.
Busque el asesoramiento de un profesional. Si piensa que Vd. o algún miembro de su familia tiene síntomas de demencia, busque ayuda con un profesional. Esto dependerá de los recursos sanitarios disponible en su comunidad. A veces será necesario recurrir a un especialista cuando el diagnostico presenta dificultades.
Diríjase a agrupaciones de Enfermos de Alzheimer.
También puede orientarse a través de las Asociaciones de Familiares y/o Fundaciones que ayudan y colaboran con el colectivo de Enfermos de Alzheimer.
Fuente: ALZHEIMER’S DISEASE INTERNACIONAL / DR. ROBERT STEWART / INSTITUTE OF PSYCHIATRY LONDRES RU / ALZHEIMER’S ASSOCIATION EE.UU. / FUNDACIÓN ALZHEIMER ASTURIAS / LFCR 130602 .
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[efitems title=»TRASTORNOS CONDUCTUALES EN LA DEMENCIA – TRATAMIENTO NO FARMACOLOGICO» text=»
El tratamiento no farmacológico en la Enfermedad de Alzheimer se basa en la intervención ante los déficits cognitivos a través de la utilización de terapias blandas y en la posibilidad de modificar alguna de las conductas a través de actuaciones ambientales, relacionales y comportamentales.
Es esencial ante un caso de demencia adecuadamente confirmada, informar a la familia de que hasta que no se acepte la enfermedad, no estará en disposición de ayudar al paciente.
Al paciente con demencia se le debe ayudar, pero nunca sustituir en aquellas tareas que él todavía es capaz de realizar. Es decir, debe continuar haciendo todo aquello que aún puede hacer. Por ejemplo, mientras el paciente conserve su capacidad de ponerse una camisa, debemos estimular a que lo haga aunque no sea capaz de abrocharse los botones; no importa lo que tarde o que lo haga incorrectamente.
La actitud paternalista contribuye en gran medida a que el paciente se vuelva más dependiente, por lo que el cuidador/familiar debe siempre animar, potenciar y estimular.
El familiar/cuidador debe saber que existen una serie de técnicas no-farmacológicas (terapias blandas), que se aplican en centros especializados (Centros de Día específicos), orientadas a mantener y potenciar las capacidades que aún conserva el enfermo. No obstante, la familia puede y debe complementar en el hogar el tratamiento especializado. Por todo ello, es conveniente conocer la enfermedad para saber como actuar ante cada uno de los trastornos que van surgiendo en la vida cotidiana.
Las recomendaciones que aquí se indican sólo serán aproximativas, por lo que es recomendable y necesario que todos los familiares estén relacionados con una Fundación o Asociación de Alzheimer, donde encontrarán la ayuda necesaria para ir, poco a poco aprendiendo a manejar la enfermedad.
A continuación se tratarán brevemente las situaciones que consideramos que se presentan con más frecuencia en el hogar y las actitudes para superarlas.
1.- Alteraciones del sueño.
Mantener la máxima actividad diurna.
No dormir siesta.
Ir al servicio antes de acostarse.
Cuando se despierte, hablarle suavemente recordándole que es de noche.
Observar las condiciones de confort.
2.- Vagabundeo.
Identificar al enfermo con un brazalete, o una cartera, donde ponga sus datos personales.
Buscar la causa y tratarla si se puede.
Aumentar su nivel de actividad durante el día.
Facilitar la orientación en el medio donde se encuentra.
3.- Trastornos en la alimentación.
Si no come, es preciso observar el estado de la dentadura. (VER NUESTROS COLABORADORES)
Si hay problemas por disfagia, comprobar que no existen patologías asociadas que la favorezcan.
Presentar la comida de manera apetecible.
Si come demasiado, no dejar comida a su alcance y distraerlo con otras actividades.
Si adelgaza a pesar de comer bien, puede ser por un trastorno metabólico en cuyo caso lo llevaremos al médico.
4.- Conducta sexual inapropiada.
No darle excesiva importancia, comprender que se trata de un efecto de la enfermedad y que no es posible razonar con ellos.
Conviene ser receptivos, amables y especialmente cariñosos. En esa situación debe llevárseles a un lugar donde se preserve la intimidad.
Este tipo de conducta alterada no es general y cuando se produce suele ser temporal.
5.- Preguntas repetitivas.
Distraerle con otros temas, introduciéndole en otra actividad.
Tranquilizarle, darle seguridad.
6.- Reacciones catastróficas.
Son respuestas exageradas frente a situaciones cotidianas. Con frecuencia, se presentan ante el baño, cuando queremos llevarle al médico, etc.
Ante estas situaciones debemos evitar siempre el razonamiento. Es conveniente dejar que descargue su ira, para luego tranquilizarlo. A menudo da resultado proponerle otra actividad u otra conversación. ¡Nunca trate de convencerle!, incluso aunque ese día no podamos llevar a cabo la actividad que habíamos planeado.
Para prevenirlas debemos evitar situaciones confusas como las que se producen cuando tienen lugar muchas visitas en el domicilio a la vez, cambios bruscos de rutina, preguntarle varias cosas a la vez, o pedirle que realice alguna actividad que sabemos de antemano que no puede hacer.
El baño suele ser traumático por varias razones. Una de ellas, que es a su vez poco tenida en cuenta, es el pudor; por lo que debemos recomendar que se busque la manera de favorecer la intimidad. Otra, es que se trata de una actividad muy compleja, por lo que es aconsejable realizarlo por etapas: en primer lugar habrá que indicar que acompañe al familiar/cuidador, una vez allí habrá que indicarle que se vaya quitando la ropa pieza a pieza, y así hasta terminar el proceso.
7.- Empeoramiento al atardecer.
Para el enfermo con demencia resulta agotador estar todo el día intentando aclarar la confusión que hay a su alrededor, por lo que al llegar la tarde tiene peor capacidad para adaptarse al medio en el que se encuentra, ya que es un momento en el que en los hogares suele haber más movimiento: los niños, la cena, el baño, etc. La estrategia a seguir consiste en disminuir las actividades en este momento del día o favorecer que el enfermo se encuentre en el lugar mas tranquilo de la casa.
8.- Quejas e insultos.
Es difícil aceptar que una persona a la que se está cuidando y atendiendo todo el día haya que aceptarle también que nos critique de abandonarla o maltratarla.
La actitud conveniente en esos casos es la de intentar comprender que hay detrás de la queja. Por ejemplo, cuando dice: “Eres cruel conmigo”, es probable que esté diciendo “la vida es cruel conmigo”.
El cuidador y la familia deberán hacer un esfuerzo constante para comprender cómo y por qué se siente el enfermo perdido, aislado, confuso y desorientado. Esto ayudará a aceptar que en ocasiones sea injusto o cruel con quien le cuida.
9.- Alucinaciones y Delirios.
Alucinar es ver, sentir, oler u oír algo que no existe, pero que el paciente percibe como auténticamente real. Este trastorno aparece en las primeras fases de la enfermedad.
Este tipo de sensaciones puede aterrorizar al enfermo.
Delirar es tener una idea falsa o engañosa. Por ejemplo, al perder su cartera queda convencido de que se la hayan robado y acusa a toda la familia de ello.
En estos trastornos, nuestra actitud debe ser especialmente de tranquilidad, evitando razonamientos y sobre todo, evitando convencerle de que su percepción no es real.
Apoyaremos y confortaremos al paciente hasta que disminuya su nivel de ansiedad. Ante la persistencia de alucinaciones y delirios debemos ir al médico.
10.- Incontinencia.
Es muy importante distinguir entre una incontinencia real, es decir cuando el cerebro se ha deteriorado tanto que no es capaz de ejercer el control de la retención de la orina, o tiene una infección urinaria, o si el enfermo se orina porque no encuentra o no sabe cómo utilizar el baño, entre otras razones. La manera de conservar la continencia hasta que el cerebro falla, es llevando al enfermo cada dos horas al baño. En caso de que exista incontinencia nocturna, podemos utilizar empapadores sólo por la noche. En este caso, debemos conocer los riesgos de infecciones urinarias, familiarizándonos con sus síntomas.
11.- Comunicación.
Es preciso descartar déficits sensoriales y paliarlos si existen. En todo caso, que oiga menos o que padezca una demencia, no son motivo para excluirlo de la conversación.
Integrar al paciente con demencia en la conversaciones familiares, le hará que se sienta miembro del grupo, evitando el aislamiento que contribuirá a un mayor deterioro del lenguaje.
En esta situación podemos reconocer dos problemas:
1.- Entender al enfermo, 2.- Que el enfermo nos entienda.
Lo primero que debemos hacer es conectar con él, por lo que se hace necesario un acercamiento físico con contacto visual. La comunicación puede establecerse de dos formas: a.- Verbal: hablando lenta y claramente. Lenguaje concreto, frases cortas y sencillas. Dar un solo mensaje cada vez. Repetir cuantas veces sea necesario. B.- No verbal: cercanía física, mirar de frente y a la misma altura, tocar al enfermo para tranquilizarte, entonación adecuada.
Hay que resaltar que no sólo comunicamos con nuestras palabras, sino que también lo hacemos con nuestro cuerpo. Si nos sentimos nerviosos o cansados, es mejor esperar otro momento para contactar ya que transmitiremos nuestro malestar. Se hace necesario que coincidan palabras y actitudes (gritarle “tranquilízate”, resultará contradictorio para él).
Además es necesario llevar a cabo: Modificaciones en el domicilio.
La casa es, por regla general, el lugar donde el enfermo con demencia se encuentra más confortable. De ahí, la importancia de cuidar con esmero el hogar, procurando adaptarlo a las necesidades que crea la nueva situación, intentando con ello: a.- facilitar las actividades de la vida diaria, b.- prevenir accidentes.
Una casa ordenada y con pocos objetos de decoración, favorece la seguridad del enfermo. Evitaremos obstáculos en los pasillos y la utilización de alfombras.
Los objetos peligrosos (plancha, productos de limpieza, de ferretería, medicamentos,…) deben estar siempre en lugar seguro, fuera de su alcance. A menudo es preciso adaptar un ropero que tenga cerradura.
La cocina y el baño son lugares de accidentes frecuentes, por lo que es conveniente adaptarlos buscando la seguridad. A menudo es preciso cerrarlos con llave para evitar que el enfermo pueda entrar. El baño debe adaptarse a sus condiciones físicas: suelo antideslizante, asas de apoyo en zona de ducha y zona de inodoro y cambiar la bañera por un plato de ducha.
Una buena iluminación es muy importante para ayudarle en sus dificultades de orientación, procurando que no haya ni demasiada luz ni oscuridad. Es bueno señalizar los puntos de luz para que sea fácil su localización (por ejemplo, poniendo cintas fosforescentes en los interruptores). La utilización de pequeñas bombillas encendidas por la noche en los pasillos, son también de gran utilidad.
Las terapias blandas son un conjunto de estrategias terapéuticas rehabilitadores de las capacidades cognoscitivas con el objeto de mejorar o estabilizar las funciones instrumentales básicas de la vida diaria del enfermo con trastornos cognitivos y de la conducta.
Las terapias blandas se basan en la plasticidad neuronal, que aún presentan los ancianos y personas con demencia en fases leve y moderada, la psicoestimulación y las estrategias de modificación de conducta. Se entiende por neuroplasticidad “la respuesta que da el cerebro para adaptarse a las nuevas situaciones a fin de restablecer el equilibrio alterado”.
Otro concepto básico, la psicoestimulación es “el conjunto de estímulos generados por la psicología intervencionista con finalidad rehabilitadora”. Se trata de una estimulación los más individualizada posible y adecuada a las capacidades funcionales residuales que motiven su ejercicio y la recuperación de posibles “olvidos” abandonados.
Las actuaciones conductuales se basan en la hipótesis de que toda conducta puede concebirse como una respuesta a un determinado estímulo que se ve reforzada por determinados factores ambientales. Estos tratamientos persiguen los cambios conductuales del enfermo con demencia modificando actitudes, disminuyendo conductas inadecuadas o catastróficas y mejorando la convivencia.
Objetivos:
El objetivo general es conseguir la mayor calidad de vida del enfermo en el entorno más adecuado para él, potenciando sus capacidades intelectuales, emocionales, relacionales y físicas de forma integral.
Los objetivos específicos son: Rehabilitar, restituyendo déficits. / Estimular, demorando la pérdida progresiva de capacidades / Optimizar las capacidades funcionales residuales / Paliar sustituyendo las pérdidas.
A quien y cuando:
El tratamiento no farmacológico va dirigido especialmente a todas las personas con deterioro cognitivo o cualquier forma de demencia.
Las demencias, como procesos generalmente degenerativos, producen déficits progresivos que generan minusvalías crecientes que van dando lugar a mayor grado de incapacidad y dependencia. El tipo de intervención se deberá adecuar a las capacidades residuales en cada momento de la enfermedad, debiendo ser una intervención dinámica, nunca estática.
Las terapias blandas estarían indicadas ante los déficits cognitivos de memoria, atención, concentración, lenguaje, praxis, gnosias, motivación, razonamiento, etc., que aparecen en los estadios leve, moderado y moderadamente grave.
Las terapias blandas se aplican generalmente en forma de talleres grupales. Destacan los talleres cognitivos, talleres de psicomotricidad y talleres ocupacionales.
En los Talleres Cognitivos se aplican ejercicios de: Orientación en tiempo y espacio / Memoria, recordando series de nombres de miembros del grupo y de familiares, memoria semántica, etc. / Lenguaje: reconocimiento de fotos; escritura: copia y dictado, sopa de letras, etc. / Concentración y atención: buscar semejanzas y diferencias entre objetos, unir series de números / Cálculo: Desde resolución de problemas aritméticos hasta sumas y restas.
Taller de Psicomotricidad: Facilitando mediante gimnasia, baile, juegos, etc. / Movilización activa o pasiva / Coordinación, ritmo e imitación / Orientación en espacio y en persona.
Taller Ocupacional: Dibujo, pintura, costura, jardinería, etc.
Las limitaciones del enfermo con demencia grave, desaconsejan el empleo de las terapias blandas como tales, pero en su lugar se atenderán los aspectos relacionados con la estimulación física (reeducación de la marcha, movilizaciones activas y pasivas en su defecto), contacto físico, masajes y cuidados generales.
¿Dónde y Por quien?
Las terapias blandas deberán ser aplicadas preferentemente en centros especializados como hospitales de día psicogeriátricos, centros de día terapéuticos, por un equipo multidisciplinar de acreditada formación y capacitación específica. La aplicación de las terapias blandas en el domicilio por el familiar cuidador, se ve dificultada por el cambio de rol que implica pasar de esposo/a a, hijo/a a educador. Ante la carencia de centros específicos diurnos, se debe recomendar al familiar que estimule las capacidades residuales del enfermo.
CONCLUSION.
Siempre debemos buscar una causa al comportamiento anómalo (por ejemplo, un cambio en la rutina) y tratar siempre al enfermo con paciencia y cariño intentando tranquilizarle.
Mantener al enfermo ocupado y con una vida lo mas ordenada posible ayudará en gran medida a evitar los trastornos del comportamiento. Cuando no se pueda controlar las alteraciones conductuales del enfermo y se cree la necesidad de iniciar algún tratamiento farmacológico, no olvidar que ese tratamiento no es curativo y que, con frecuencia, presenta efectos secundarios indeseables para el enfermo, por lo que debemos ser muy prudentes al recomendar su uso.
LFCR .·.310310
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